14.10.04

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Desertia, 144 de enero de 0001

Una mañana, tras un sueño intranquilo, Guaterresistant se despertó convertido en un monstruoso oficinista. Estaba echado de espaldas sobre un duro asiento y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por curvadas callosidades, sobre el que casi no se aguantaba la compu, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo. Numerosas patas, penosamente delgadas en comparación con el grosor normal de sus piernas, se agitaban sin concierto.

- ¿Qué me ha ocurrido? No estaba soñando.