18.9.04

Lo seco y lo mojado

Desertia, 66 de enero de 0001

No he bebido agua en mucho tiempo, no llueve mucho por acá. La poca lluvia que hubo la traje yo desde la Tierra hace sesenta y seis días y se terminó pronto. Fue un festejo que, aunque fugaz, sirvió al menos para ablandar la memoria tan concreta de esta patria.
Ahora el licor también comienza a escasear. ¿Qué haremos sin líquido y con tanto regocijo por nosotros? ¿Cómo encontraremos el camino de regreso entre las inmensas nubes de polvo?

Sobre lo que pretende ser el Oeste, puedo ver las colinas de ópalo.
Pensamiento colateral y simultáneo: El ópalo es cuarzo mojado, sílex regado por blandura.
Detrás de esas colinas, en el llano, crece una planta poderosa: durante el periodo más oscuro de las noches se observan las columnas de luz que suben desde sus raíces.
Cuando ya no quede nada del licor ni de nosotros, lameremos las colinas, beberemos de esa luz vegetal que no existe pero es nuestra.

17.9.04

L _ _ _

Desertia, 41 de enero de 0001


¿Te acordás? La manzana sur era territorio enemigo. Esa era la premisa que guiaba la vida de la tropa.

¿Te acordás de la tropa?

La tropa:
1) Ernesto: comandante más por portación de nombre que por mérito futbolístico o geológico.

Así era en el barrio: jugabas bien al fútbol, tenías puntería tirando piedras con la honda, o eras tocayo del Che o de Perón (no había distinciones cuando se trataba de ser el mejor)

Ernesto (hoy, después de nuestros 30, le decimos "Ernestito") se ganaba el puesto siendo tocayo. Y sólo porque no encontramos en todo el lado norte del B° Jardín a uno al que le dijeran "Pocho".

2) Guillermo: el verdadero conductor.

Sin títulos el tipo te manejaba (de la misma manera an in de séim güey) los partidos y las piñas. Si su palabra era "hoy les rompemos el orto", la impronta prevalecía hasta el final. Y ojo, que podía ser que perdiéramos 37 a 0 en el campito por pajeros, pero en el desquite a las trompadas se entregaba hasta la última-gota-de-sangre.

A veces decía que jugábamos "por el hecho". Eso significaba que los locos "denfrente" eran buenos y respetables, sin trompadas tras la derrota deportiva.

Pensamiento colateral y simultáneo: esto es lo que se llama HONOR.

Pensamiento colateral y simultáneo 2: HONOR así en mayúsculas parece una marca de cocinas.

3) Exel S.: el hijo del mecánico. Le pusieron ese nombre por un modelo que la fábrica Ford sacó al mercado por los 60´s. Un auto fabuloso. Un pibe que hoy tiene bigotes y es pelado.

4) Adrián G.: con su apellido de yogurt nos asombraba a todos por asombroso (¿dónde estarás, Adriancito?)

Pensamiento colateral y simultáneo 3: ¿dónde estarás, Adriancito?

5) La Teresa: que en realidad se llama Ana Esther, pero que como a su hermano Miguel no le gustaba cómo sonaba, fue rebautizada con el nombre de la Madre de Calcuta.

Pensamiento colateral y simultáneo 4: La última vez que supe de La Teresa estaba viviendo en Ing. Jacobacci con Fabián.

6) Yo.

7) Vos: que no jugabas como la mona sino como el culo de la misma, pero que cuando arreciaba la leña sabías meter más carácter que ninguno de nosotros.

Y eras "La Machona", "La Varonera", "La Marimacho". Y eras la que estaba oculta en las rayitas del "Guáter y L _ _ _"

16.9.04

Smells like teen spirit

Desertia, 38 de enero de 2001


Las rocas no tienen olor y las pocas flores de esta pequeña planicie son como el agua. No logro recordar cómo era saber que te habías ido al descubrir tu perfume permaneciendo. Ni el agua ni las rocas huelen a vos, pero nada es de roca ni de agua en este lugar. Y cuando algo huele a nada suele estar no vivo.

Padeceremos un encuentro, antes del final, y será aludiendo a lo que es imposible: recuerdos de fragancias. Ver que en realidad no estamos. Solamente un halo, la persistencia de lo fugaz.

Astucia se ha llenado de tu recuerdo. O lentamente me convierto en una bestia, a fuerza de hociquear hacia donde creo que estás.

Como sea, veo en este olor algo seroso la presencia de un sudor que me hace verter adrenalina. Todo es tensión. He dado con tu paradero.

7.9.04

El árbol de la vida

Desertia, 33 de enero de 0001

Las ideas se pierden...

Irremediablemente somos una emergencia del destino. Lo cierto es lo único que no existe.

6.9.04

Sinfín

Desertia, 32 de enero de 0001


Sigue siendo hoy y todavía no ha pasado nada.